sábado, 19 de junho de 2010

SENRYU


Una selección de textos extraídos de SENRYU O EL ARBOL DE LAS SILABAS, Linardi y Risso, Montevideo, 2008.







(Génesis, XXXVII)
José no sueña:
lo sueñan los camellos,
la arena, el ládano.

Marzo pastor
de nubes fugitivas.
Y un alma en vilo.

Sueña que vuela
el pescador dormido
en la canoa.

Miro la marcha
de un cangrejo en la arena.
¿Alguien me ve?

Desvié con piedras
la marcha de un cangrejo.
Hallé a mis muertos.

Lenta es la harina.
Las aspas del molino
muelen el tiempo.

Un buey contiene
en sí a todos los bueyes.
¿Qué hay en un hombre?

Es un caballo
-es todos los caballos-
y no relincha.

Consideremos
la lección del latín:
“sídera”: astros.

Cayó una estrella.
¿Herido por qué flecha
relincha el viento?

Dulce es el beso,
y el alcohol de las frutas.
Otoño embriaga.

Arbol o espectro,
te embalsamó el otoño
de oro, aserrín.

Juego ajedrez
largas noches de invierno.
No sé con quién.

Voló un paraguas
al viento. Escapa en globo
la mala suerte.

Brilló el cuchillo:
pende el cuello del ave.
¿Qué me pregunta? .

Huele a café.
Muchachos negros cargan
piedras de azúcar.

(A Gustavo Wojciechowski)
Silba y se peina
los bigotes. Afuera
lo oye un sabiá.

Un ratón duerme,
gloria en el lauredal.
Bosteza un gato.

Es deleznable,
delfín resbaladizo.
Se llama Tiempo.



Arde el bautismo,
la anaconda mortal
y perfectible.

Vuela el jilguero.
No lo ve tras las rejas
un hombre preso.

Souvenirs: sueña
alas de mariposa
la momia insomne.

Punza el recuerdo.
Exhala un samovar
vapor de té.

Crece el hastío,
yo como hongos gigantes.
Engorda el mundo.

Lento el azúcar
se disolvió en el té.
Yo entre los años.

Lee el futuro
en las hojas de té.
Blanca es la taza.

Cayó entre leñas,
picado de escorpión.
Ardía la muerte.

Botella al mar:
no sé quién soy, qué isla,
qué, hasta cuándo.

Ese es mi hijo,
¿lo ves? Nunca nació.
Espera en vano.

Es mediodía.
La congoja del sol
arde en silencio.

De noche silba
para espantar el miedo.
Cantan dos gallos.

Tiempo de perlas.
La eternidad del mar
pesa en la ostra.

Mar infinito,
recomenzado en ostra.
Perlas de un tiempo.

Peces veloces
saltan fuera del agua.
Es la Escollera.

Ave alterada,
no acabará en silencio
este poema.

(A Enrique Fierro)
Tablero al sur.
Saltar las casas muertas.
Dar blanco en verso.

Eso es exilio,
vagar y hallar ciudades
inhabitables.

Erguir ciudades
atoradas de historia
-y que no existen.

Sólo unas décadas
(es un soplo la vida)
Dicen: paciencia.

Pobre el poeta,
pasó las de Caín.
Ahora escribe.

Hasta mi casa
desde Montevideo
será una vida.

Duró una noche:
al Este del poema,
Nod bombardeado.

Bomba otra vez
sobre Nod maldecido.
Fue una península.

Fue una península.
La recorría en mi infancia.
Fue una península.

Reerguir el texto,
sumar todas las sílabas
de la memoria.

Reconstruir,
volver dúctil el verbo,
aclimatarlo.

Todo es mentira,
incluso la verdad
hueca de exilio.

Todo es verdad,
incluso la mentira
de este poema.

“Prince de l´exil”,
Baudelaire llamó al diablo.
“Rey” mejor fuera.

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